La última vez que Bring Me The Horizon estuvo en Chile (en un show solos) fue en 2016, en el Teatro Caupolicán, frente a unas siete mil personas. Ocho años después, la banda británica regresó con un Movistar Arena sould out, demostrando por qué siguen siendo leyendas y expertos en ofrecer espectáculos inolvidables.
Escrito por Dominic Ortiz
Fotos por Ki
Produjo: Fenix Chile
Un setlist bien pensado
Con 30 minutos de retraso (a las 21:25), que mantenían al público algo molesto, la banda se instaló en el escenario. Sin embargo, bastaron unos acordes para que el enojo se fuera, y la euforia se apoderara del lugar. “DArkSide”, canción de su nuevo disco “POST HUMAN:NeX GEn”, fue la elegida para dar inicio a su único show en Chile. Confeti, humo y un impresionante juego de luces acompañaron el inicio, creando una atmósfera que resonó con la emoción del público.
Esta canción fue seguida de “Mantra” y “Happy Song”, canciones de sus álbumes lanzados en 2015 y 2019 respectivamente. Aunque la gira se suponía que era una promoción para su nuevo álbum “POST HUMAN:NeX GEn”, la realidad es que fue una montaña rusa que abarcó todas las etapas de Bring Me The Horizon. No solo se quedaron con los matices más nuevos de su último álbum, sino que recorrieron cada rincón explorado en los 20 años de carrera. “Can you feel my heart” y “Sleepwailking” con canciones nuevas como “Amen!” y “Lost”, crearon un viaje musical que cautivó a los presentes, y que hacía que incluso las pausas se disfrutaran.
Un espectáculo visual
Los ingleses no solo dieron un show musical, sino una experiencia que te tenía con todos los sentidos en alerta. El escenario, armado para que pareciera una iglesia gótica renacentista, en donde Oliver Sykes actuaba como el predicador principal de una secta que se entregaba voluntariamente a él, fue acompañado de luces rojas, fuego, humo y una animación de historia post apocalíptica, en donde el personaje E.V.E, creado para su último disco, tomaba protagonismo. Todo esto te invitaba a querer participar y seguir la historia que habían armado con bastante esmero.
La banda también incorporó guiños a la estética gamer retro para que formara parte de la historia. Durante “Antivirus”, un fan fue invitado al escenario para cantar junto a Sykes, mientras en las pantallas se proyectaba un marcador donde se veía su progreso, inspirado en Guitar Hero, ese que jugabas por ahí en la primera década del 2000. Unas visuales muy bien pensadas.
Desmayos y un Oliver intachable
Los moshpits, que comenzaron en la segunda canción, estuvieron potentes. Tan así, que varios asistentes terminaron desmayados después de darlo todo. Era un verdadero torbellino, que tenía por soundtrack a Bring Me The Horizon. Incluso, la intensidad de los presentes fue tanta, que casi derriban las vallas puestas para protegerlos y proteger a los camarógrafos y guardias que estaban frente del escenario. Realmente fue un Movistar Arena lleno de emoción, entrega y lealtad, al punto que emocionaron al mismo Oli: “Me es difícil creer que nos sigan escuchando. Estamos realmente agradecido”.
Pero esta energía fue impulsada constantemente por Sykes, quien interactuaba todo el tiempo con el público: “levántense, quiero ver sus hermosas caras, no sean tímidos”, se le escuchó decir mientras todos obedecían y gritaban. Incluso en un momento se bajó del escenario volviendo locos a todos los presentes, y le hacía muecas a los de primera fila, que se podían ver por las pantallas grandes y que sacó suspiros: “es tan rico” y “oh, el weon hermoso”, fueron frases que se escuchaban cada que su rostro se veía en pantalla.
Pero este carisma en escena y dominio para guiar al público que demostró Oliver, no hubiera sido posible sin la banda. Nicholls en la batería, Kean en el bajo y Malia en la guitarra, hicieron una base musical que se adaptó a cada momento del espectáculo. Incluso, unos acordes de teclado marcaron momentos cruciales y calmados, que hacían que el público pudiera respirar un poco y la historia (proyectada en las pantallas) tomara ritmo.
Una experiencia inolvidable
Bring Me The Horizon ofreció una de las presentaciones más impactantes del año, consolidándose como uno de los 5 mejores espectáculos de 2024. Su regreso a Chile fue una experiencia que dejó a los asistentes rendidos a los pies de la banda británica, incluso a aquellos que no eran fanáticos, como yo.
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